Las relaciones humanas y el pensamiento positivo son el motor para el buen desarrollo y éxito de nuestros proyectos, un éxito que se basa principalmente en el trabajo colaborativo, la visión conjunta y en una actitud que debe ir más allá del clásico americano win win (ganar ganar), para alcanzar y aplicar en todas nuestras relaciones un más productivo good-good-good.

Una actitud que convertida en hábito supone un pilar fundamental de organización interna que lleva a metas muy claras: cimentar nuestros proyectos con valores como la sinergia, la cooperación, la confianza, la solidaridad y la sostenibilidad a largo plazo. 

Esta política, que consideramos natural en las entidades sociales del tercer sector, es un ejemplo inspirador para las empresas y líderes del futuro, conscientes de que, para tener éxito sostenido en el tiempo, es vital lograr una puntuación positiva en una triple cuenta de resultados: social-ambiental-económica. Y no sólo desde el punto de vista “hacia fuera” sino también, “hacia dentro”.

Dejar a un lado el condicionamiento Ganar-Perder propio de un paradigma de competitividad, desconfianza y escasez, sobrepasar incluso el pensamiento cortoplacista de “Ganar-Ganar» y dar un paso más allá hacia el «Good-Good-Good»: bueno para mi, bueno para ti y bueno para nuestro entorno, cuyo paradigma adyacente es la abundancia: más creatividad, más capacidad, más ingenio, más talento, más inteligencia, más valor y más sinergia, es la vía, en definitiva, para lograr que, efectivamente, el todo sea mayor que la suma de sus partes.

Incluir la línea estratégica del GOOD-GOOD-GOOD en el CORE de nuestro proyecto profesional, puede convertirnos en únicos e inimitables.

Trabajar convencidos de que un pensamiento hacia un bien común 360º es clave no sólo para la eficiencia y la productividad, sino también para lograr equipos más fuertes, empoderados capaces de alinearse con una visión conjunta y crear sinergias, representa un cambio evolutivo que da lugar a relaciones humanas aún más inteligentes y capaces de transformar e influir en su entorno de manera protagonista y absoluta: mi propio beneficio depende directamente de que tú obtengas tu beneficio y de que esta relación de lugar a un beneficio para la empresa, la sociedad y la comunidad.

En el entorno empresarial repetimos continuamente la necesidad de colaboración entre los empleados, pero es básico que la propia identidad de la empresa asuma los principios colaborativos y de corresponsabilidad tanto en su política y cultura interna como en su relación con el exterior.


por Silvia Montoya
@smontoyame

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